Ya estamos aquí de nuevo amigos. Hoy os voy a explicar como preparé el terreno y lo dejé listo para colocar los plantones.
Lo que encontré fue un terreno yermo y muy duro. Decidí cavar hasta una profundidad de 40 cm para ventilar la tierra y que las especies que tienen las raíces profundas no tuvieran problemas. La otra razón por la que saqué la tierra fue por limpiar de piedras y otros elementos el terreno (como un bote lleno de petardos que había escondido mi cuñado cuando era niño). Al sacar la tierra vi que ésta era muy arcillosa, esto es un pequeño problema, por que se apelmaza con mucha facilidad y además tiende a retener en exceso el agua. Para solucionarlo, al volver a echar la tierra la mezclé con arena de río, con esto lo que gané es que la tierra quede más suelta.
También quise enriquecer la tierra, y añadí un abono ecológico hecho a base de ceniza, asta de toro, etc. Además, fui agregando hojas secas que recogí del jardín. Las hojas me van a proporcionar a largo plazo materia orgánica cuando se descompongan y evitarán que la tierra se apelmace. Creo que es una solución ecológica y limpia para deshacerme de las hojas del jardín.
Al final lo que intento es acercarme al ideal de tierra cultivable, que es un equilibrio entre el terreno arcilloso y arenoso.
Cuando he rellenado el hueco, con ayuda de un nivel y unas reglas de albañil lo pongo a nivel. Ya sólo me queda trazar los surcos, que los voy a poner con una separación de 50 cm. Para esto me ayudo de unas estacas y de cuerda. Es importante tener bastante espacio entre surcos porque las plantas crecen bastante y con menos espacio no tendríamos espacio para trabajar, que luego hay que seguir escardando, quitando malas hierbas, etc.
Bueno este es el trabajo que he hecho en el huerto. Es bastante pesado, pesadísimo, pero creo que merecerá la pena.